Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Crónicas 29, 4-19

4 3.000 talentos de oro, del oro de Ofir, y 7.000 talentos de plata
acrisolada para recubrir las paredes de los edificios;

5 el oro para los objetos de oro, la plata para los de plata y para todas
las obras de orfebrería. ¿Quién, pues, quiere ahora hacer a manos llenas una
ofrenda a Yahveh?»

6 Entonces los cabezas de familia, los jefes de las tribus de Israel, los
jefes de millar y de cien, y los encargados de las obras del rey, ofrecieron
espontáneamente sus donativos,

7 y dieron para el servicio de la Casa de Dios 5.000 talentos de oro,

10.000 dáricos, 10.000 talentos de plata, 18.000 talentos de bronce y

100.000 talentos de hierro.

8 Los que tenían piedras preciosas las entregaron para el tesoro de la
Casa de Yahveh, en manos de Yejiel el guersonita .

9 Y el pueblo se alegró por estas ofrendas voluntarias; porque de todo
corazón la habían ofrecido espontáneamente a Yahveh. También el rey
David tuvo un gran gozo.

10 Después bendijo David a Yahveh en presencia de toda la asamblea
diciendo: «¡Bendito tú, oh Yahveh, Dios de nuestro padre Israel, desde
siempre hasta siempre!

11 Tuya, oh Yahveh, es la grandeza, la fuerza, la magnificencia, el
esplendor y la majestad; pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra.
Tuyo, oh Yahveh, es el reino; tú te levantas por encima de todo.

12 De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú lo gobiernas todo; en tu
mano están el poder y la fortaleza, y es tu mano la que todo lo engrandece y
a todo da consistencia.

13 Pues bien, oh Dios nuestro, te celebramos y alabamos tu Nombre
magnífico.


14 Pues, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos
ofrecerle estos donativos? Porque todo viene de ti, y de tu mano te
lo
damos.

15 Porque forasteros y huéspedes somos delante de ti, como todos
nuestros padres; como sombras son nuestros días sobre la tierra y no
hay
esperanza.

16 Yahveh, Dios nuestro, todo este grande acopio que hemos
preparado para edificarte una Casa para tu santo Nombre, viene de tu mano
y tuyo es todo.

17 Bien sé, Dios mío, que tú pruebas los corazones y amas la rectitud;
por eso te he ofrecido voluntariamente todo esto con rectitud de corazón, y
ahora veo con regocijo que tu pueblo, que está aquí, te
ofrece
espontáneamente tus dones.

18 Oh Yahveh, Dios de nuestros padres Abraham, Isaac, e Israel,
conserva esto perpetuamente para formar los pensamientos en el corazón de
tu pueblo, y dirige tú su corazón hacia ti.

19 Da a mi hijo Salomón un corazón perfecto, para que guarde tus
mandamientos, tus instrucciones y tus preceptos, para que todo lo ponga por
obra y edifique el alcázar que yo te he preparado.»